lunes, 25 de mayo de 2015

Siempre llegando tarde

Me la he pasado acá pensándote por horas.


Ya no encuentro ni siquiera motivos para seguir buscando el tono de tu voz entre mis pensamientos o la textura de tus manos cuando me tocabas, es que ya ni siquiera encuentro motivos para sentir esto en el corazón, pero es que dime amor ¿Cuándo algo entre tú y yo ha tenido razón?  


Me he casando de que las coincidencias que nos unieron toda la vida sin darnos cuenta, nos estén separando a toda costa estos últimos días.


Y es que aun espero que antes de dormir pienses en mi, que al ir a un lugar donde hay recuerdos de nosotros, sonrías y sepas que fueron las sonrisas más sinceras que alguien pudo sacarme, y es que todo está bien, mientras yo no sepa nada de ti, mientras me mantenga encerrada en este mundo que cree cuando te fuiste, donde nada importa, donde nada duele y solo convivo con tus recuerdos para no dejarte ir. Para pasar las horas buscando coincidencias estúpidas y tener una excusa para recordarte, aunque sepa que no tengo que tener excusas para pensarte, si al fin y al cabo en mi mundo solo estamos los dos.  


A veces ni siquiera sabría decirte si volvería a verte igual si llegara a encontrarme con tus ojos, o sonreiría de la misma manera en que lo hacia cuando me abrazabas y parecía que incendiáramos el mundo con nuestro amor, porque ya nunca más será lo mismo, ya nunca más volverás, porque tú no pasas días enteros recordando cuanto me querías o buscando excusas para pensarme a escondidas de ti mismo, porque tienes miedo de volver a quererme, porque simplemente ya no es, ya no somos, ni seremos. Pero déjame decirte amor mío que te amaré en este silencio que hemos creado, te amaré por siempre, aunque no haya sido el momento o tal vez nunca lo sea, aunque seas un extraño, aunque todo parezca irreal.