martes, 29 de octubre de 2013

Cerca.

Empece a notar lo mucho que me gusta estar cerca tuyo y no me refiero solo al echo de estar contigo, si no también al estar tan cerca tuyo que te dejo sin aliento al respirar, tan cerca que puedo sentir el retumbar de los latidos de tu corazón en mi pecho, tan cerca que tus piernas enredadas en las mías no dejan ver donde comienzas tú y termino yo, te has convertido en un gusto, una obsesión, un placer...

Te has convertido en uno de mis más grandes deseos.

Me gusta... pero.

Me gusta la música alta, pero detesto la gente que habla duro,me gusta el silencio que otorga la soledad, pero no estar sola, me gusta pensar, pero odio no poder dormir por estar pensando, odio hacer ejercicio, pero me gusta estar en forma, amo comer pero no quiero engordar, me gusta la lluvia pero no mojarme en un aguacero, amo los días de sol, pero odio tener calor, pero tú...

Tú me encantas y no tengo un pero para ello, al igual que el chocolate, me gustas sin peros ni condiciones, sin detenerme a mirar para atrás, o sin arrepentirme de engordar con tu dulce voz, de no poder dormir si pienso en ti, o de tener que correr una maratón para poder verte,simplemente me gustas, sin un por qué, un para qué o un hasta cuando, simplemente me gustas cada segundo de el día, por una razón diferente.

Contigo viviría eternos días de de sol o caminaría bajo la lluvia, solo por el hecho de que tu haces que sonría en cualquier momento y eso es lo que más amo de ti, pero sabes odio algo...

Que junto a ti  pasen por mi mente miles de poemas y versos llenos de alas, peor luego tú te vas y todo desaparece, solo me queda esperar a que vuelvas, con un vago recuerdo de los versos que haces de mi existencia.

Los días son color infinito cuando tomas mi mano al caminar.

Me gusta pensarte.

A veces me gusta pensarte de diferentes maneras, de lado, boca abajo, con los pies en el cielo o debajo de la tierra, con peces de colores, también me gusta pensarte como un pasado, como presente o como futuro...

Me gusta pensarte con verbos y adjetivos, con tildes o errores ortográficos, me gusta pensarte como  dinosaurio o un pequeño ratoncito.

Me gusta pensarte en el día o en la madrugada, pero sobre todo en las noches, cuando ya casi mi mente comienza a soñar, porque así sueño contigo, que volamos lejos... sin importar nada.

domingo, 27 de octubre de 2013

Fue una carta.

Tal vez, nunca llegue a escribir tan inspirado como Benedetti, o llegue a rimar tan bien como Neruda, mis palabras tal vez nunca lleguen a estar dentro de mil pensamientos, o en vitrinas exhibidas junto a los más grandes éxitos, pero siempre tendrán un sentimiento que intentara salir a flote en cada palabra, un aroma a pensamientos que solo tu podrás percibir, un calor de confianza y entrega que se impregnara de tu corazón mientras estas palabras sin sabor cobran colores de un millón de flores, pintando tu mundo de mil texturas, para que experimentes las sensaciones de lo que es un amor verdadero, de lo que es volar sobre una nube, observando el insignificante tamaño de las demás cosas debajo, ya que al volar contigo siento como mi mundo se hace pequeño y como soy capaz de casi tocar de manera sublime un nuevo universo donde hasta el más mínimo cantar de un pájaro es como una osada orquesta interpretando las más hermosas melodías solo para nosotros, en donde recordar nuestras secretas y fugaces aventuras es abrirle paso a sensaciones y sentimientos jamás experimentados y poder asegurar con firmeza que nunca quise que fueran plasmados en mi historia por alguien que no fuera tú, mejor dicho, por alguien que no fuera “nosotros”.
Me falta valentía para saber guiarte en este mapa de tropiezos y montañas, de mares y desiertos, pero me sobran ganas de pasar mis días a tu lado mostrándote cada mañana, el roció de las flores de nuestro jardín, de enseñarte la belleza de un amanecer en una mañana de invierno, mostrándote como nuestras manos pueden estar entrelazadas así los vientos intenten alejarnos, porque si la muerte es fuerte y profunda, el amor es inmortal cuando se ha sabido fortalecer a lo largo de los días que se pasan juntos, escalando montañas y saliendo de abismos siempre con la vista en la cima, de aquel anhelo que nos llevó a dar tantos pasos, unos firmes y otros algo torpes, pero siempre sabiendo que nos llevarían al final a vivir la hermosa creación de todo lo que supimos construir y destruir a lo largo de todo ese viaje, del cual apenas es el comienzo… no podría decirte como terminara, pero, prometo acompañarte en cada paso hasta el final.
Mi corazón se acelera, siento que cada centímetro de mi cuerpo pone alerta mis sentidos, sobre todo el tacto y el gusto, mis pupilas se dilatan y mis ojos comienzan a brillar, mi estómago siente esas cosquillas inciertas, mis manos recorren nerviosamente mi cabello intentando calmar mis ansias, pero es imposible controlar esta sensación de incertidumbre que agobia mis pensamientos, cada pequeña parte de mi cuerpo siente todo más claro, mira con más detalle cada objeto, la brisa se siente más fría, mi olfato percibe cada olor que me rodea con tal detalle que siento que cada vez está más cerca, mis oídos captan cada sonido y se sobresaltan a cualquier cambio que se avecina torpemente hacia dónde puedo encontrarme, pero de pronto tanta preparación parece en vano, porque en aquel momento en que él toca mi delicada piel, con su cuerpo grande y fuerte todo aquel estremecimiento anterior desaparece, y todo se vuelve blanco y nos encontramos él y yo en una sola canción, ahora solo puedo percibirlo a él, su olor como va quedando impregnado en mi ropa, mientras que, su piel rosa mis manos torpes, mis oídos escuchan una melodía, su vos, pero lo que más capta mi atención es como su dulce aliento se acerca delicadamente a mis toscos labios, con tanta firmeza y sabiduría, sin basilar… y cuando sucede, no hay reloj que pueda resistirse a no detenerse en aquel momento, donde cada sentido, cada pensamiento y sentimiento se dirige única y exclusivamente a él, en su olor y textura, en su color , en su dulce sabor… aunque algo torpe yo intento seguir su armonía, de sensaciones, pero mis pensamientos se desvanecen cuando sus manos tocan mi frágil ser, en ese segundo dejo de pensar, para solo sentir… para llevarme por aquel envolver de nubes que nos elevan a un viaje de sensaciones sin fin, donde el tiempo no existe y las palabras sobran, pero los besos faltan y las caricias vuelan en un mar de texturas que enloquecen, envolviéndonos en un frenesí de palpitaciones que solo nuestros corazones podrán percibir, y seguiría escribiendo ínfimas palabras acerca de las mil experiencias de besarte, pero me quedaría corta de páginas para escribirte cuán grande es mi amor por ti, por ese hombre de gran estatura, de manos grandes y fuertes, que a primera vista creerías que es alguien frió y calculador, pero luego aparecen sus ojos de un dulce color miel, o verde según el atardecer, pero a la vez tan trasparentes como el agua y me muestran cuán grande es su corazón, me enseña los sentimientos más verdaderos que jamás han tocado mi alma y me revelan los secretos que solo aquellas personas que de verdad saben tocar su espíritu pueden ver, para conocerlo a profundidad, un ser tan complejo y a la vez tan sencillo que solo hace falta amor y comprensión para capturar su atención, que yo nunca dejare escapar de este inestable espíritu, que me agobia cuando la tristeza aparece en aquellos ojos color miel, que aceleran mis pensamientos y mueven mis cimientos, porque siento la impotencia de mi torpe ser.
Y es que somos dos seres, tan independientes, a su manera, pero tan dependientes de tantas otras cosas, que perfectamente podemos vivir, cada uno en su lado, pero sin soltar nuestras manos, saltando cada uno sus obstáculos, pero subiendo montañas juntos, sin dejar de ser nosotros mismos por complacer al otro, y es que aprendemos cada día como es este complicado arte de amar y ser amado, porque si es un arte, que no todos sabrían manejar, y POR DIOS! Ni siquiera se si nosotros sabemos manejarlo, pero el camino es largo y cada uno caminando al lado del otro, podremos aprender a manejar cada caída y a celebrar cada triunfo, sin nunca detenernos por dolor o parar por creer que llegamos al culmen de algo infinito.

Y este era un gran deseo y mi mayor sueño, Lo soñé tan real y tan perfecto que ya formaba parte de mi vida, amar a un ser humano va más allá de lo físico de lo real, es algo que no podemos medir, o simplemente definir con palabras tan vanas como lo son las que yo te digo, mi amor, es más que simples caricias o besos desmedidos, es un sueño en la realidad, una fantasía que invade nuestro presente, pero aun así es como un fantasma, nos atrevemos a hablar sobre esta maravilla, pero no sabemos lo que en realidad es, simplemente especulamos palabras, gestos o sentimientos que creemos hacen referencia a este paraíso llamado AMOR.

Una taza de café.

El olor de aquella cafetería de la esquina, en la que cada tarde me sentaba con mi libro y un café a pasar las horas sin ti, a ver como la multitud me rodeaba mientras yo volaba en un mar de pensamiento y mundos que me evadían de la realidad, mientras pasaban los segundos, mi corazón cada vez latía más lento, porque tu respiración cada vez estaba más lejos, mis ojos atravesaban aquel pasillo lleno de olores y sabores tratando de encontrar una mirada que me dijera que me acompañaba, pero sólo encontraba miradas perdidas entre las habladurías y cotilleo de cada conversación, respiraciones agitadas y sonrías perdidas, entre comentarios que los hacía recomponerse… porque ya ni las voces roncas, ni el parloteo a mí alrededor lograban sacarme de esa nube de sentimientos en la que decidí envolverme, para evadirme de aquel bullicio, el olor del café me sacaba de mis conclusiones, para respirar y recordar a que olía tu sonrisa, y ver en él, el color de tus ojos que me decían cuanto pensabas, cuanto tu mente volaba con cada pensamiento, como tu imaginación fluía y solo querías volar, un olor a tabaco, me recuerda el olor de tu cuerpo en las noches frías en las que te acostabas, y me recostabas en tu pecho diciéndome que: "amabas la lluvia, porque hacía que la noche se tornara infinita cuando la pasión era grande”, un sorbo de café y una mirada al horizonte acompañada de un suspiro, me vuelven al mundo. La tarde se oscureció y yo no podía dejar de pensarte, miraba como las gotas caían por mi abrigo, haciendo carreras de quien se desvanecía primero, las luces cruzaban el cielo, la gente caminaba bajo la lluvia, una interminable melodía surcaba el firmamento y yo la observaba, ¿cómo era posible que tu estuvieras en cada rincón que mis ojos buscaban?… Pero de pronto en medio de la multitud encontré esos ojos que me acompañaban, vi como se acercaban y respiraban rápido, entonces pude volver a leer los pensamientos e interpretar esas ganas de volar infinitas, vi la primera página de su libro: “Calla cuando tu silencio diga más que tus palabras, deja de crear cuando tu quietud construya más que tus movimientos, deja de mentir cuando descubras que te has mentido más veces a ti mismo que a los demás, deja las ilusiones cuando veas que vives más en ellas, que en la realidad, deja de criticar cuando descubras que, cada cosa que juzgas también está en ti…Deja el pasado atrás cuando veas que, no has podido construir pasos hacia adelante”.
Y en ese momento decidí que no volvería a estar sola, que aquel pequeño mundo era más grande de lo que podía controlar, y que solo hacía falta buscar en el horizonte una mirada para perderme de nuevo.

Qué miedo.

Que miedo y que exasperación tenerte en mis pensamientos, que rondas por mi mente de tantas maneras, que no me dejas dormir.

Y es que te convertiste en mi obsesión, mi locura, que es normal sentir como la taquicardia invade mi corazón al momento en que estas a pocos milímetros de mi boca, y es que me quede sin respirar al momento en el que me perdí en ese laberinto que osas llamar mente, intentando descifrar tus miradas, tus caricias, intente leer tus relieves, porque me obsesione con tus palabras  y deleite con tus olores, me enloquecí con tus caricias y con la forma en que me recorres, porque cada vez que nos unimos en una sola melodía siento como que recitamos un poema subiendo a un cielo de versos que solo tú y yo conocemos, donde me convierto danza y tú en la más maravillosa melodía, que con un millón de silencios logra cobijarnos en un sinfín de placeres que solo unos pocos mortales osan conocer, he entrado en un laberinto de emociones y sentimientos desde que toque por primera vez tus labios y no sé si quiero salir de tan maravillosa experiencia que es el tenerte para mí en un compartir de secretos sin hablar, donde solo bastan las manos para comunicar lo que nuestros cuerpos piden a gritos en un infierno de pecados que somos capaces de cumplir en una noche de cielo azul.

A tú presencia.



“Que lujuria, ver mi mano salir por tu escote…”


Oh! infinita codicia que he adquirido hacia tu olor, textura, sabor, deseo desordenado de tu presencia, de tu voz, y tus colores, de tus relieves, me he obsesionado con descubrir tus rincones, recorrer tus secretos, resolver tus misterios, entrar en tu mente y explorar lo oscuro de tus pensamientos.


Para no ser demasiadas palabras bonitas, para tan poco tiempo juntos, porque prefiero ser demasiadas caricias, para poco espacio. Para estar tan juntos que respiremos el mismo aire, y en un suspiro infinito te quite el aliento. Descubreme, tocame, recorreme, explorame cuidadosamente, para que no olvides aquellos rincones fríos donde quisiste quedarte cuando faltaban las horas y sobraban las prendas…


Quiero dejar que las horas pasen, y es mejor si las paso a tu lado, no quiero esperar, solo me quiero sorprender. Te propongo volar, volar sin saber a dónde vamos, solo dejar que el viento nos guié, vivir cada día como si fuera el ultimo, para no desperdiciar ni un segundo de las rápidas horas que corren cuando estoy a tu lado, las tardes de verano viendo atardeceres anaranjados.

Momentos de perfección.



Mis pensamientos se nublaron, mi mente se fue envolviendo por una nube y todo se cerro al rededor de sus manos, de su boca, de cada terminación nerviosa de mi cuerpo, centre mi atención en él, en sus movimientos, en su voz, en su esencia, en su olor. Mis manos comenzaron a sentir un cosquilleo, y fue cuando supe que estaba en el cielo aun cuando mis pues tocaban la tierra. Sentí que flotaba en una nube, en un Domingo. Y ahí fue cuando me di cuenta que era uno de esos momentos efímeros en los que instintivamente sabes que se pertenecen el uno al otro, esa total entrega y es ahí donde se detiene el tiempo, y solo existen dos cuerpos sumidos en un placer desbordante de sentimientos y éxtasis. Pensamientos nublados. Sentidos aclarados. No hicieron falta palabras para decir lo que se siente.

 “¿Sabes que en este momento soy totalmente tuya?” tus ojos lo dijeron, lo sabias, incluso antes de que yo lo dijera, lo leíste en mi, en pequeñas avenidas de mi cuerpo, en las curvas de mi cintura, conviertes mis secretos en un lazo que solo tú puedes ver y yo puedo sentir.

 Yo soy una aprendiz de tus ojos, movimientos y señales, porque me gusta descubrirte de a poquitos, para que me dures otro tris, y esto no se diluya en las olas de magia y queden pocos conejos por sacar del sombrero.

Me volviste loca, me sacaste de la tierra y me prestaste las galaxias, me mostraste los colores de las estrellas y me dijiste que los límites no existían, que las fronteras sobraban, te convertiste en mi obsesión, mi debilidad, mi sentimiento indescriptible, mis noches de insomnio y mis escritos.

Tú me presentaste el placer, el amor y la locura. Y ahora me pregunto cómo haré después, cuando no estés. Si tú sabes quién soy yo y yo sé quién eres tú, ¿cómo haré yo cuando te vayas para saber quién fui?

Y es que volver los momentos de perfección siempre será, indescriptible, irrepetible e innombrable, pero sobre todo inolvidable.

Efímero



En ese preciso instante, cuando el tiempo corría tras de nosotros mientras huíamos de él, arrojando prendas, mientras entre besos nos descubríamos, sentí que volaba alto que no había nada que me bajara, solo tu voz era la que me ataba a la tierra, para elevarme de nuevo con un te quiero...

Ver como las gotas caigan por tu pecho hizo que supiera que no podía estar más cerca tuyo, supe que éramos uno. En una sinfonía, en donde más alto volábamos era cuando tiempo corría más deprisa.

Te decía que nunca sería suficiente tiempo a tu lado, y fue cuando me pregunte, ¿Por qué los momentos perfectos son tan efímeros?.
Y en ese instante ambos mojados, abrazados, convertidos en un solo. Volamos. El mundo a mi alrededor desapareció,  solo conviví con mis sentidos:
-El gusto saboreaba tu esencia a felicidad
- El tacto recorría los rincones de tu cuerpo que no conocía, convirtiéndote en un laberinto del cual no quería encontrar la salida.
- Tu voz hacia que todo pareciera color de rosa rosa.

 Y me deje llevar. Y volé. Volé. Volé. Muy alto. Para luego aterrizar entre tus brazos, no quería abrir los ojos, no quería despertar, temía que desaparecieras, pero me atreví y te vi, vi como me observabas  y así  supe que todo eso era verdad que tu estabas allí, que el momento era ahora, que no debía temer, y fue ahí cuando te abracé y me perdí de nuevo en tus ojos para nunca más volver.