domingo, 1 de febrero de 2015

El arte en la imaginación.

Cuando me desperté hoy, eran las 10 de la mañana y estaba metida dentro de un cuadro abstracto. Me he extrañado, porque uno no se levanta todos los días metida en un lienzo, pero como últimamente he estado bastante elevada, no le he dado demasiada importancia. He ido caminando hasta lo que creo es la cocina, sinceramente con estos cuadros nunca se sabe en realidad donde te encuentras o si aquel triángulo es tu tazón para el cereal o el jabón de los platos. Así que mejor he dejado de lado el desayuno y he caminado hasta el borde del cuadro, me he dado cuenta que más abajo había una viñeta con el cuarto de baño, así que he saltado hasta ella y, aunque yo juraría que me he metido en la ducha, en el dibujo he aparecido en una bañera llena de espuma y hasta un pato amarillo de plástico ha pasado flotando frente a mí, me he reído bastante con esta ocurrencia y me la he pasado jugando a ahogarlo, parecía que él lo estaba pasando de lo lindo. 

Después he ido a mi habitación y se ha convertido en un cuadro del Renacimiento, ¡joder!, he abierto la puerta del armario a ver qué me ponía y, que respiro, toda mi ropa sigue allí, que extraños se ven mis pantalones y las camisas en un cuadro como éste. Me he puesto una camisa a rayas y unos jeans, he cogido las llaves y he salido a ver qué más me encontraba. 

He abierto la puerta, y mi jardín se ha convertido en puntillismo, me ha causado tanta gracia que me he puesto a saltar por cada puntito como una niña pequeña, sí que me he divertido, es que hasta el cielo tiene puntos. 
Me he encontrado unos barrotes de la reja de mi vecina y me he desanimado pensando que todo volvía a ser normal, así que he ido tocándolos con el llavero haciendo ese tintineo tan particular, me he dado cuenta de que mis jeans eran color rosa. Y las rayas de mi camisa también. He mirado hacia atrás y he comprobado que los barrotes que había tocado aun eran grises y así con todos los lugares por donde había pasado se convertían en dibujos animados coloreados de rosa. Alucinante. 

He seguido así bastante rato, esto de los cuadros me está gustando bastante. Me acerco  a lo que creo es el borde del cuadro, ya comenzaba a marearme. Observo pero no logro ver demasiado, así que saco mi cuerpo para obtener una mejor vista, pero he perdido el equilibrio y comienzo a caer, en realidad no dura mucho la caída. Algo me golpea la espalda, ese algo se mueve debajo de mi cuerpo, es un perro un tanto curioso, es de colores y está hecho de figuras geométricas. Creo que he llegado al punto en el que nada me sorprende. Me siento a su lado y le acaricio la cabeza como disculpándome por haberlo aplastado mientras caía, él no parece estar enojado, por el contrario se ha sentado cómodamente entre mis piernas y me ha tocado la mano para que le siguiera acariciando. 
Estoy rodeada de figuras geométricas, al parecer he caído en un cuadro cubista, y a mí que nunca me ha ido eso de las figuras geométricas. 

Comienzo a caminar siguiendo un camino de triángulos rojos que tengo delante, mi nuevo amigo no muy contento de que haya dejado de mimarlo, me sigue. A mi parecer es el cuadro menos divertido donde he caído el día de hoy. 
Comienzo a preguntarme quién será el culpable de todo esto, miro a mi acompañante que parece bastante entretenido comiendo una manzana cuadrada, pero ¡Joder! a quién se le ocurre que las manzanas pueden ser cuadradas, pero a pesar de que no estoy muy convencida al respecto arranco una y me la como mientras sigo caminando, he decidido buscar al culpable de todo, me tiene que explicar esto de las manzanas. 

Camino un buen rato por unos rombos azules bastante curiosos, pero antes de dar un paso más me detengo en seco, casi me caigo de nuevo, no vaya a ser que ahora caiga en un cuaderno de matemáticas. Observo y delante de mí hay un cuadro en construcción tiene partes a lápiz y unas cuantas pinceladas azules, algo que se mueve allí se mueve frenética mente, creo que he encontrado al causante de todo, doy un gran paso y resbalo con una mancha azul que al parecer no vi, ¡Que putada! estar toda manchada y lejos de casa, pero me olvido de esto y camino hacia aquel ser lleno de pintura y frustración. Pero antes de poder decir nada, mis ojos se clavan en un inmenso árbol hecho de letras, joder, esta persona sí que tiene problemas. El árbol tiene algo escrito pero paso de interpretaciones. Yo quiero es hablar con aquel hombre. Carraspeo para llamar su atención. Voltea a mirarme ¡JODER! es Tomás, pero ¿Qué hace aquí?, él suelta todo, me abraza y me planta un beso en toda la boca 

-Violeta te he estado esperando todo este tiempo-

Se nota claramente que estoy imaginando, porque es imposible despertarme un día y encontrarme en una exhibición de arte de tamaños monumentales, y Tomás nunca estaría pintando, empezando porque él es más de esos que escribe la realidad en cuadernos y con bolígrafo. Pero bueno, joder, la imaginación es libre, puedo pensar lo que quiera, como si quiero pensar que le respondo que he ido a buscarlo y vivimos felices volviendo el mundo una obra de arte. 



Resulta que se me ha hecho tarde y mañana debo madrugar, así que cierro el computador y si me apetece sigo la historia si no, no sigo. Adiós. 

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